¡Déjate de
bobadas ministro Arias!
Por Julián Cortez. Ex prisionero político
Sorprendidos estamos, los que alguna vez hemos pasado por
una cárcel colombiana, mas aun los que continúan viviendo en ese sepulcro de
hombres vivos, cuando esta semana te escuchamos señor ex ministro Arias, famoso
en Colombia por el escándalo de “hago ingreso seguro”, contando en Blu radio lo
difícil que ha sido tu situación como prisionero. Has dicho que te han tratado
con crueldad y desolación.
¡Déjate de pendejadas Andrés Felipe!, que no tienes idea
del infierno que es una cárcel de verdad. Nunca has tenido que dormir en una
cama dura sin colchón y sin abrigo, en una celda húmeda y fría encerrado desde
las 4 de la tarde hasta las 6 de la mañana; por el contrario, vives en buena
cama, custodiado y servido por humildes soldados amables que hacen que tu estadía
en esa “cárcel”, donde solo los ladrones de cuello blanco como tu van a parar,
sea mas confortable que cualquier vivienda de un humilde colombiano. Te sigues
tomando unos amarillitos en la noche, tienes televisor, celular y hasta acceso
ilimitado a internet, en cambio el preso común en muchas cárceles no tiene
derecho ni siquiera a un simple radio. Sí, imagínate que en una cárcel de verdad
no dejan tener televisor. Hasta mejor será.
De la comida ni te cuento, tú comes a la carta, los presos
en general comen comida mal preparada, sucia y bastante “balanceada” en
harinas, es decir, por ponerte un ejemplo: sopa de pasta con pasta y papas; de
carne ni hablar, son 40 gr de carne reglamentarios, que muchas veces son recortados
para el beneficio del contratista de turno. Ni comparación con los filetes que
te han de llevar nuestros héroes de la patria, héroes pagados con impuestos de
los colombianos para que custodien tus lujos.
No te ha tocado cuidar tu espalda porque no sabes en que
momento un delincuente común drogado te puede atravesar con una platina la
espalda, tampoco te habrá tocado estar cuidando tus cositas previniendo que
otro interno te las robe o la guardia entre a hacer una rascada a tu celda y
vuelva mierda, literalmente mierda tus pocas cositas, libros y carticas que en
la cárcel son un tesoro. Tal vez el único peligro en ese lujo de sitio que
tienes por cárcel es que te caigas de las graditas a la entrada y te peles tus
huesitos de la rodilla.
De salud, pues que te digo, un prisionero político acaba
de morir, Juan Camilo Lizarazo; duró meses pidiendo que le dieran un servicio
médico adecuado a sus dolencias y terminó muriendo. No creo que el director del
Inpec y los soldados de la escuela de caballería te dejen morir si te
enfermaras. De seguro hasta tu medicina prepagada te sigue cubriendo y no ese
engendro de la salud llamado Caprecom que cubre mediocremente a 120.000 presos
en todo el país. ¡No hombre, no te quejes!, no tienes ni idea de lo que es una cárcel.
Las visitas ni te digo, solo cada mes, un domingo, un
preso común tiene derecho a amar a su mujer, te aseguro que no habrás tenido
que acostar a tu mujer en un colchón usado por todos los internos con sus propias
mujeres, y no creo que tampoco un guardián te golpee la puerta a la media hora
para decirte que el tiempo ha terminado. ¡Solo media hora!. Bueno, a menos que
seas eyaculador precoz. Y los hijos, te cuento que los presos comunes solo
pueden ver a sus hijos un domingo al mes. A ti, en cambio, te han visto varias
veces entre semana con tu familia de visita salir al frente, en el inmenso jardín
de tu casa cárcel de lujo, ese que queda cerca de uno de los salones que
alquila la escuela de caballería para eventos sociales. ¡Que dura es tu cárcel¡.
Tampoco te ha tocado un baño típico de una cárcel, de
seguro hasta un soldado de nuestra patria te lavará el baño, porque tus
vírgenes manos no han cogido en su vida ni un trapito ni una escoba. Tampoco te
habrá tocado vivir en celdas de 6 metros cuadrados
con 8 personas mas, aguantando olores, droga, pedos y ruidos que trastornan la
tranquilidad de cualquier individuo sano; a lo mucho en tus noches te
despertarás por alguna indigestión producto de tus lujosas cenas.
Y de la justicia no te quejes, ¿sabes cuánto han durado
varios presos políticos en calidad de sindicados? diez, doce años. Lo mas
seguro es que alguna de tus oscuras influencias te sacará pronto de la cárcel y
lavará tu imagen, además si este país no cambia te veremos de candidato
presidencial en unos cuantos años.
Mira también como sales a decir que si dijeras que eres de
las Farc te trataría mejor la justicia, pues te cuento que a los guerrilleros
de “la far”, los del ELN y los defensores de derechos humanos víctimas de
falsos positivos, nos han tratado exageradamente mal, no te imaginas cuanto. Pero
tenemos una ventaja, hay una cantidad de gente que nos defiende, nos apoya, que
hace campañas por nosotros, en fin una solidaridad que envidias por que los de
tu clase no te han enviado ni una carta de acompañamiento, ni siquiera la
“Jucon”: las juventudes conservadoras, han salido en marcha para apoyarte, ¿qué
envidia verdad?.
A los presos políticos nos mandan ropa, tarjeticas para
llamar, cartas de miles de colombianos que nos quieren, páginas web y eventos por
doquier apoyando la libertad de los presos políticos en Colombia y tú solo
tienes una entrevista en Blu radio, y hasta te dieron palo. Ni siquiera tus
compañeros del congreso y de la política barata han sido solidarios contigo,
así es la vida. Es que la solidaridad es propiedad privada de los de abajo, los
de arriba solo tienen intereses, y creo que hasta de eso te has dado cuenta.
Tampoco se te ocurra pedir ingreso a las Farc, por lo que
conocí de los guerrilleros en la cárcel, con tu comportamiento lo más probable
es que no dures mucho y no tarden en hacerte un consejo de guerra, y ahí si que
dirás que prefieres la escuela de caballería.
Por último hombre, no te quejes, sigue disfrutando de este
tiempito en ese hotel de lujo que te tocó, mucho mejor que las viviendas de mas
de la mitad de los colombianos. Estuviste de malas porque muchos como tu están
disfrutando de sus torcidos y hasta se mueren y nunca responderán por sus cochinadas.
Mientras tanto, nosotr@s l@s verdader@s prisioner@s
polític@s, aun en peores condiciones pero con una solidaridad tan bonita
cercana a la ternura, resistimos con esperanza en nuestra gente para
sobrellevar este infierno exclusivo únicamente para los hombres y mujeres con
dignidad.
Un abrazo de paz.
JULIÁN
CORTÉS
EXPRISIONERO
POLÍTICO
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