Desde la cárcel más hacinada de Colombia, los
Prisioneros de Guerra de las FARC-EP queremos hacer llegar un saludo muy
especial a todo el pueblo colombiano, ese pueblo aguerrido y luchador que ha
sido sistemáticamente reprimido y asesinado por medio del terrorismo de Estado
aplicado por la oligarquía colombiana en su contra de forma vehemente y
sanguinaria. Igualmente enviamos un abrazo caluroso y bolivariano a todos los
Prisioneros Políticos y de Guerra en las mazmorras colombianas y en las
cárceles del imperio; son ellos, la muestra fehaciente e innegable de la
convicción que embarga al pueblo de Colombia para alcanzar su definitiva
independencia.
Nuevamente se
ha puesto sobre la palestra pública las denigrantes e indignas condiciones en
las que tenemos que vivir los más de 100.000 compatriotas, entre Presos
Sociales y Políticos, que nos encontramos privados de la libertad en estos
depósitos de seres humanos que son las cárceles en Colombia. Algunos de estos
centros penitenciarios alcanzan hoy la alarmante cifra de 400% de hacinamiento,
en los que diariamente los prisioneros nos vemos obligados inclusive a limpiar
los baños en las noches para utilizarlos como dormitorios y lugares para cocinar.
Es apenas
normal que pululen en medio de tan inhumanas condiciones las enfermedades
infecciosas y contagiosas en estos depósitos de seres humanos. En muchos de
ellos además, es suspendido el servicio de agua cuando los internos por algún
motivo se organizan para exigir una mejoría de las condiciones de reclusión, lo
cual agrava el ya pésimo entorno sanitario de los mismos y representa una
violación flagrante a los Derechos Humanos de los internos que tanto las
administraciones de las cárceles y el Gnral Gustavo Adolfo Ricaurte se mofan de
respetar. Es tal el cinismo que han adoptado como lema del INPEC: “su dignidad
humana y la mía, son inviolables”. Ahí está pintada la oligarquía colombiana.
En la cárcel de Bellavista, solo por mencionar un caso, empezaron hace poco a
hacer un estudio para saber cuántos internos sufrían de enfermedades
infecto-contagiosas y de transmisión sexual como el VIH. La cifra fue tan
alarmante, que en vez de afrontar el problema con responsabilidad y compromiso,
decidieron suspender el estudio.
Miles de
internos son alejados premeditadamente de sus entornos familiares, lo cual es
clara violación de la Ley 65 de 1993 y de la constitución misma; esto, con el
único objetivo de impedir cualquier tipo de relación social con el exterior, lo
cual golpea psicológicamente al interno al punto de que ya son múltiples los
casos de suicidios consumados e intentos de suicidios en las penitenciarías más
alejadas de la geografía nacional.
Los servicios
de telecomunicaciones y de expendio de alimentos son manejados bajo la égida
terrible de una visión mercantilista, en medio de una población carcelaria que
carece de los mínimos recursos económicos para su subsistencia. Los servicios
de salud son completamente inexistentes, y por lo mismo, día a día cientos de
prisioneros agonizan en medio de la más terrible desatención médica. Son
incontables los gritos de dolor que emanan de las celdas de las prisiones
colombianas, gritos que se ahogan en los ecos de la soledad. Por otra parte,
como ya lo denunciamos el año pasado, más de 9.500 Prisioneros Políticos y de
Guerra inundan las mazmorras colombianas y la cifra va en ascenso vertiginoso.
Más del 90% de los mismos constituyen actores civiles, víctimas de la
persecución y de la intolerancia de un régimen que no permite que se piense
diferente a lo que ellos han establecido. Más del 80% de los mismos salen
después de años de privación de la libertad sin poder comprobárseles ninguna
clase de delito.
Estos 9.500
Prisioneros Políticos y de Guerra además de tener que afrontar las duras
condiciones de las cárceles de Colombia, tienen que hacer frente día a día al
ensañamiento, persecución política y represión por parte de los organismos del
Estado. No son pocos los casos de intento de asesinato por parte del INPEC y
sus esbirros en contra de prisioneros que han visto, en la prisión, otra
trinchera de lucha para la construcción de un país completamente diferente.
“Anhelos de Libertad de los presos políticos”. Obra de
la guerrillera Intio Maleywa.
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Todas estas
condiciones de privación de la libertad comentadas anteriormente constituyen una
realidad verdaderamente Dantesca; un infierno en vida para quienes nos toca
sobrevivir día a día en estas denigrantes, ignominiosas, infames y viles
realidades. Esto, sin abordar las condiciones a las que se enfrentan los
Prisioneros Políticos del imperio Simón Trinidad, Sonia e Iván Vargas, sobre
las cuales solo diremos que son aún más duras y difíciles, tal como ellos
mismos lo han relatado en diversas ocasiones.
A pesar de
estas oprobiosas circunstancias, el gobierno se rasga las vestiduras cuando son
capturados en combate y hechos prisioneros por la insurgencia, policías y
soldados en medio de la confrontación armada. “Secuestrados”, dicen
inmediatamente en medio de los más alarmantes berridos propios de quienes no
les ha tocado sufrir en carne y hueso la guerra que asola la patria hace ya
décadas. Las cosas hay que llamarlas por su nombre si se quiere lograr una paz
verdadera, estable y duradera. Los capturados en combate son prisioneros de
guerra tal como nosotros. Secuestrados son los miles de compatriotas que hoy se
encuentran en las cárceles, apresados en capturas masivas, víctimas de montajes
judiciales, y a quienes se les niega completamente su derecho a una defensa
jurídica efectiva.
Sin embargo, en
honor a la verdad hay que decir que muy diferentes son las condiciones de los
Prisioneros de Guerra de uno y otro lado. ¡Qué diferencia tan abismal hay entre
los policías y soldados capturados por la insurgencia, y los guerrilleros que
nos encontramos en las cárceles del régimen! ¡Cuánto no daríamos nosotros por
estar, a pesar de nuestra privación de la libertad, disfrutando del aire puro,
del entorno de la naturaleza, sin hacinamiento, con una alimentación balanceada
y una atención médica real y digna!
La situación en
la que se encuentran los prisioneros de uno u otro bando en la confrontación,
muestra sin lugar a dudas las condiciones humanas de cada una de las partes.
Queremos por
otra parte, realizar dos denuncias concretas de hechos acaecidos que demuestran
nuevas formas de ejercer la represión por parte del Estado en contra de los
Prisioneros de Guerra y que evidencia la vileza de sus métodos.
Rolando Albeiro Acevedo Muñoz |
Al Prisionero
de Guerra de las FARC-EP, Rolando Albeiro Acevedo Muñoz integrante del Frente
Urbano y Rural Jacobo Arenas, le fue notificada su libertad por cumplimiento de
la pena de Rebelión después de 9 años de privación de la misma. En el momento
mismo en el que puso un pie fuera de la cárcel La Tramacúa en Valledupar, fue
recapturado por la Policía Nacional y mostrado ante los medios de comunicación
como un peligroso terrorista capturado gracias a las labores de seguimiento e
inteligencia en zona rural en los límites entre Valledupar y Norte de
Santander. De esta forma, tal como ellos mismos dicen, los organismos
policiales se anotaban un nuevo golpe a las estructuras urbanas de las FARC-EP,
con la particularidad de que se constituía en realidad en la captura de un
guerrillero que ya se encontraba privado de la libertad desde hace años.
Nuestro camarada se ha convertido así, en víctima de una nueva forma de montaje
judicial, nunca antes utilizada por parte de los organismos del Estado, y se
encuentra hoy recluido en la mencionada penitenciaría después de haber purgado
su condena. (Ver noticia: http://www.vanguardiavalledupar.com/judicial/2566-por-triple-secuestro-capturaron-a-el-cacheton).
Gustavo Hernán Giraldo Amaya |
El segundo caso
es aún más preocupante. Se trata de nuestro camarada Gustavo Hernán Giraldo
Amaya guerrillero del 5° Frente del Bloque Iván Ríos de las FARC-EP. Gustavo
Hernán se encontraba desde el año 2006 privado de su libertad por el delito de
Rebelión en el patio 8° de la Cárcel Nacional Bellavista en Medellín. En el año
2011 Gustavo Hernán se enfermó de Tuberculosis por causa de las pésimas
condiciones sanitarias de este centro de reclusión. Su enfermedad se agravó
hasta tal punto por la desatención médica que el camarada perdió más del 50% de
su masa corporal en menos de seis meses, y se encontraba casi en estado
terminal, sin poder valerse por sus propios medios.
Luego de una
campaña de denuncia de organizaciones de Derechos Humanos a nivel nacional e
internacional de la grave situación médica vivida por este valeroso prisionero,
y de una incansable lucha jurídica por parte de su familia, se logró que un
Juzgado de Penas y Medidas le otorgará la medida de prisión domiciliaria con el
objetivo de que pudiera ser atendido por el INPEC en su casa médicamente. (Ver
noticia: http://www.conapcolombia.org/?p=1437)
Sin embargo, en
el tiempo que estuvo en prisión domiciliaria el INPEC no le llevó tampoco una
sola pastilla, ni atendió su grave estado de salud aún cuando seguía siendo
responsable de su atención médica. Cabe resaltar que el prisionero tenía
prohibido moverse de la casa de su madre donde cumplía la pena sustitutiva de
prisión domiciliaria por lo cual no podía ser llevado a ningún centro médico.
Luego de dos meses de prisión domiciliaria, nuestro camarada fue vilmente
asesinado frente a su esposa, hijas y madre en total estado de indefensión por
tres hombres armados que llegaron a la casa donde cumplía la prisión
domiciliaria. Ya muchos problemas le había ocasionado al Estado, más aún cuando
se destacó como un aguerrido combatiente y un Prisionero que nunca decayó en su
moral revolucionaria mientras estuvo privado de su libertad.
Gustavo Hernán Giraldo Amaya |
Se constituye este
caso en una nueva forma de ejecución extrajudicial por parte de los organismos
de seguridad estatales, totalmente reprochable y execrable. Ya ni siquiera se
quedan en esa forma de tortura llamada desatención médica, utilizada
sistemáticamente contra nuestros prisioneros, sino que ahora van a sus casas a
asesinarlos cuando les es otorgada la prisión domiciliaria para que puedan
mejorar sus condiciones de salud. Denunciamos de forma vehemente los dos casos
anteriores y hacemos un llamado para que la sociedad colombiana en su conjunto,
no guarde más silencio frente a la situación vivida por nuestros Prisioneros
Políticos y de Guerra.
Por último
queremos enviar un combativo y bolivariano saludo a la Delegación de Paz de las
FARC-EP en La Habana. Decirles que a pesar de las oprobiosas condiciones en que
nos encontramos continuamos con nuestra moral en alto para seguir luchando por
la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo. Invitarlos a que sigan
denunciando las inhumanas condiciones de las prisiones colombianas, y haciendo
hasta lo imposible para que nuestro camarada Simón Trinidad pueda estar de
cuerpo presente en la mesa de diálogos por la Paz con Justicia Social, en
representación de toda las FARC-EP, pero fundamentalmente de quienes nos encontramos
privados de la libertad en condición de Prisioneros de Guerra por este régimen
asesino.
“SÓLO HABRÁ PAZ, CUANDO SE
INSTAURE LA JUSTICIA SOCIAL”
“PODRÁN ATAR NUESTRAS MANOS, PERO
JAMÁS NUESTROS SUEÑOS DE JUSTICIA Y LIBERTAD”
“VENCEREMOS”
Prisioneros de Guerra de las
FARC-EP
Cárcel de Bellavista, Medellín
12 de Febrero de 2013
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